martes, 10 de junio de 2008

Mi momento friki con Gatúbela

Sí, ya sé...quizás el tema parezca poco serio..pero a diferencia de algunos que darían su ojo derecho por conocer al Capitán Kirk, tener un duelo a espada láser contra Darth Vader o saltar desde un zeppelín junto a Indiana Jones, mi verdadero icono fue "Catwoman", o “Gatúbela” como la conocí. Desde niño, la imagen de Batman se me vino abajo al ver cómo él rechazaba los besos ardientes de una villana tan espectacular como ella. El asunto me indignó más, cuando de adolescente vi la escena donde ella se le está montando encima, presta a dejarlo como ratón chupado por gata...y fue entonces cuando el superhéroe todo acojonao, le respondió la frase histórica: “¿W..wha..what a..about Robin?”.



Lo mejor que le puede ocurrir a un friki es que su héroe de la infancia se entere, además por boca de otros, sobre la devoción que sentía desde niño por su personaje y que mejor aún, tu heroína de toda la vida quiera algo de ti. Fue durante una cena en Los Angeles, resulta que mi primo Juan Fernando Bastos se hizo muy amigo de Julie Newmar, la anfitriona e intérprete original del personaje de “Catwoman” , en la serie de televisión Batman de los años 60. Mi primo suele hablarme de ella, que lleva su vida de gata vieja con mucha sensualidad: “Me acordé de ti cuando ella se antojó de los ñoquis de mi plato, con una expresión muy de ella me pidió probarlos, al llevarse el tenedor a la boca ronroneó de placer...como solía hacerlo en los episodios de Batman..". Esa noche cuando iban por los postres, mi primo le contó la historia sobre mi encuentro a los cinco años de edad durante un carnaval, con una niña disfrazada de "Gatúbela".

Mi madre me había disfrazado de Batman y entonces llamaron a la puerta de la casa, cuando fui a ver quien era, me encuentro de frente con Giuli, una linda vecinita de mi edad con unos ojazos preciosos, de origen italiano y que estaba disfrazada de “Catwoman”. (Es interesante que Julie y Giuli se pronuncien parecido). Me quedé un rato contemplándola extasiado, estaba vestidita de negro, con medias de nylon, orejitas de gato y su cara pintada con bigotitos. Mi fantasía se hizo realidad y finalmente haría lo que el tonto del Batman nunca fue capaz. Con excitación tomé de la mano a Giuli y me la llevé corriendo a la cama de mi mamá. Ella se acostó callada como una gatita y yo me coloqué a su lado, luego de pasarle mi brazo por el hombro no supe qué más había que hacer: “Bueno, ¿y ahora qué?”. Fue entonces cuando comprendí al pobre Batman. En ese momento mi hermana se asomó a la puerta y al ver la escena, nos sacó de la habitación de una oreja, por si acaso.

“Cuando acabé la historia, Julie Newmar aplaudió emocionada con sus garritas, -me dijo Juan Fernando por teléfono-, luego se ausentó a su estudio y regresó con un detalle para ti.”. Semanas después, al regresar del trabajo me encuentro con un sobre procedente de L.A., al abrirlo estaban dos fotos autografiadas, “Diego Purr...fect. I want your story”.
Esa noche tuve que dar muchas explicaciones en casa.