Hasta se presta para un buen ejercicio de meditación, donde tus cinco sentidos se deben mantener alertas y al mismo tiempo, has de estar pendiente de tu respiración. Tan sencillo como eso. “Sólo respira y no pienses en nada más...haz foco en tu respiración, observa cómo se llenan tus pulmones y cómo exhalas el aire. Limpia tu mente con la respiración”. Decía el viejo Lama Geshe en los Himalayas, siempre con su sonrisa de niño y cuyo bolsito lleno de polvitos, raíces, sedas, cebollas y caramelos me recordaba al de Panoramix el druida, el amigo de Asterix. La última vez que lo vi caía una gran nevada, y sin embargo por unos segundos apareció el Everest despejado detrás de su silueta. Mientras me alejaba con el grupo de sherpas al que difícilmente se les puede seguir el paso, Geshe levantó la mano para despedirse, se la llevó a su corazón y ya no nos vimos más.
Los peces se nos fueron acercando, habían bastantes ese día, salvo un pulpito gamberro que nos hizo una señal con uno de sus tentáculos, antes de desaparecer entre las rocas. En la superficie flotaban muchas medusas que parecían aguardar ansiosas a que subiésemos a donde ellas.
Antonio Cabezas, gran instructor de espeleobuceo y el toro que más muge en el SIET, me hizo la foto, todo un honor para este cazador cazado. Es que yo me encontraba demasiado orgasmado para agarrar la cámara...mala excusa, lo sé..lo sé.