viernes, 9 de mayo de 2008

"WRITE THE TRUTH"


Robert McKee, maestro de guionistas de Hollywood, suele firmar sus libros con esta frase, escrita con rotulador grueso y en trazos firmes, que tienen sabor a orden dictada con severidad. “Escribe la verdad”, suena a mandato periodístico, dicho por algún profe de la vieja escuela. “Escribe la verdad”, al igual que cuando se va a cubrir un suceso amargo en un lugar, y te topas con víctimas que reclaman con la misma frase, "...escribe la verdad de lo que pasó aquí.!". “Escribe la verdad”, evoca también el diálogo de una película de misterio, donde un moribundo agarra por la camisa al protagonista y le exige que diga la verdad de lo que vio.

McKee se refiere al escritor que se sienta frente al teclado para armar una historia, no importa que esta sea una ficción, o que los personajes jamás existieran. “Recuerden que el público es más inteligente que el escritor”, advierte. Así que si echas un cuento pleno de lugares comunes, clichés, soluciones mágicas, “deus ex machina” que salva de un plumazo el callejón sin salida, también estarás engañando al lector. Por algo él postula hasta con furia, “El aficionado ama todo lo que escribe, en cambio los verdaderos profesionales no se engañan a si mismos, viven en un infierno y se la pasan reescribiendo. Si arañamos las buenas historias hasta quitarles la piel, descubrimos una forma universal para contarlas.”
Por ello la base de una buena película está en una historia bien contada, un guión estructurado al detalle. McKee afirma con una vehemencia algo corporativa, que el verdadero creador es el guionista y todos los demás, desde los directores a los actores, son sus intérpretes. “Eso es lo que demostró la huelga de guionistas en Hollywood, que nadie más puede trabajar, hasta que ellos se sientan a escribir.” Justo en estos días, Susan Sarandon respondió en una entrevista, “cuando me ofrecen un papel, siempre le pregunto al director dos cosas: ¿por qué quieres hacer esta película?, y ¿de qué trata la película? Le sorprendería saber cuántos directores son incapaces de contestar una de las dos o las dos.”

Es que hasta para contar una mentira, como lo es una historia de ficción, hay que hacerlo con la verdad de por medio.